jueves, 22 de octubre de 2015

Reflexión de la semana del 19 al 23 de Octubre

La hipocresía juega con las medias tintas.

En la homilía del viernes 16 de octubre, el Santo Padre advierte sobre la actitud farisea que nunca llegará a la luz de Dios
Por Redacción (tomado de Zenit.org, edición de noticias en línea del 18 de octubre de 2015)
Ciudad del Vaticano, 16 de octubre de 2015
Es necesario rezar mucho para no dejarse contagiar por el “virus” de la hipocresía, esa actitud farisea que seduce con las mentiras estando en la sombra. Es la solicitud de Jesús que el papa Francisco ha invitado a acoger, al comentar el Evangelio del día en la homilía de la misa celebrada este viernes por la mañana en Santa Marta.
El Santo Padre ha advertido que la hipocresía no tiene un color porque juega con las medias tintas. Se insinúa y seduce en “claroscuro”, con “la fascinación de la mentira”. De este modo, el Pontífice ha reflexionado sobre la escena del evangelio destacando la advertencia de Cristo a los suyos: “Cuidado con la levadura de los fariseos”. La levadura es una cosa pequeñísima, ha observado, pero por como habla Jesús es como si quisiera decir “virus”. Como “un médico” que diga “a sus colaboradores” poner atención a los riesgos de un “contagio”.
Y Francisco lo ha explicado así: “la hipocresía es esa forma de vivir, de actuar, de hablar, que no es claro. Quizá sonríe, quizá está serio… No es luz, no es tiniebla… Se mueve de una forma que parece no amenazar a nadie, como la serpiente, pero tiene el encanto del claroscuro. Tiene ese encanto de no tener las cosas claras, de no decir las cosas claramente; la fascinación de la mentira, de las apariencias”. El Papa ha recordado que Jesús decía a los fariseos hipócritas que “estaban llenos de sí mismos, de vanidad, que a ellos les gustaba pasear en las plazas haciendo ver que eran importantes, gente culta…”
Tal y como ha explicado el Santo Padre, Jesús aseguró a la multitud “no tengáis miedo” porque “no hay nada cubierto que no sea desvelado, ni secreto que no sea revelado”. Y ha precisado que esconderse “no ayuda” aun si “la levadura de los fariseos” llevaba y lleva a “la gente a amar más las tinieblas que la luz”…

La verdadera fe es la respuesta. 

La hipocresía puede venir en muchas formas,  no se trata solamente de fingir creencias, sino también actitudes, sentimientos, etc. Utilicemos la regla de oro “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” y tornémosla en acción: “Haz a los demás lo que quieras que te hicieran a ti”.

¿A quién no le gusta recibir una sonrisa, un “buenos días”, un comentario positivo? Así podemos ayudar a construir un clima de benevolencia a nuestro alrededor. ¡Hagamos la prueba!


Reflexiones

Luis Manuel González Rosas

Como bien indica la pregunta que se planteó, debemos concentrarnos en lo que podemos hacer nosotros mismos para con los demás, sin caer en la hipocresía, para esto, es importante observar que la hipocresía está basada principalmente en el miedo, miedo a perder, miedo a no conseguir, miedo a no pertenecer, y justamente este miedo limita nuestra libertad de ser, nuestra plenitud espiritual, nuestra voluntad real. Una vez entendido esto, practicar la aceptación, pero también el seguir a nuestro espíritu de superación sin sobreponerlo a la dignidad de las demás personas, nos ayudará a ofrecer un “yo” auténtico, honesto, y en este escenario, cualquier acto de bondad no será más que otra forma de manifestar nuestra plenitud, y de compartir nuestra felicidad.

Mercedes Karam Trad

“No hagas a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti”

Tratar como quieres que te traten, no hacer lo que no te gustaría que te hagan distintas formas de expresar lo mismo; un principio básico para la vida, ya sea en la práctica laboral, en tus relaciones personales y sociales, si tratas como quieres que te traten, con igual aprecio, respeto mutuo… El mundo sería un lugar mejor para vivir.
Si tomamos La Biblia se nos manda a “amar al prójimo como a nosotros mismos”, Platón decía: “Que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me hicieran a mí”, Confucio: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran”. En el cristianismo: “Todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos”, Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, Mahatma Gandhi: “No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia”, Juan Pablo II: “El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad” y podríamos citar tantas otras.


Sea por falta de auto estima, por desconocimiento, egoísmo o arrogancia cuantas veces pasamos por encima de los derechos de los demás y vemos frustradas nuestras emociones cuando alguien atropella los nuestros, que tan fácil olvidamos que todos tenemos el mismo valor.

Si quieres que te sonrían, solo debes sonreír, si quieres respeto solo debes respetar, haz un ensayo, comienza ya no quieres que te quiten el parqueo no le quieres el de tu vecino, no te gusta tomen tu turno, simple no se lo quites a otro, respeta al conductor ese también es tu prójimo (como me gustaría que los choferes de guagua lean esto)
Tratar a los otros implica una actitud y una emoción hacia la otra persona. También sugiere que debería tratar de ponerme en el lugar del otro. Sentir lo que él siente. Si hacemos eso correctamente, el corazón, el intelecto y la acción van juntos y dejan poco espacio a la hipocresía. 

Fabiola Torres Adame

A veces la hipocresía se va convirtiendo en una forma de sortear dificultades, o de ocultar lo que realmente pensamos y sentimos para evitar un momento desagradable, para no lastimar a los demás o para permanecer en determinado contexto. Sin embargo, con el paso del tiempo el daño que causa es mayor porque cada vez es más difícil tratar y que nos traten con honestidad, porque nos volvemos una maraña de medias verdades y muy susceptibles a ello.

Por lo anterior, a veces la honestidad, el hablar y actuar de frente, sin fariseísmos, resulta un arte. Se debe buscar el momento apropiado, las circunstancias apropiadas y el tono adecuado para cada persona. Debemos tener la disposición para actuar sin hipocresía, pero al mismo tiempo, la apertura para aceptar que nos traten sin de igual forma. Debe ser recíproco o lejos de resultar favorable, se puede convertir en un círculo vicioso.

Tal vez un buen ejercicio a realizar, es que a lo largo de un día analicemos la honestidad de nuestras acciones, y si descubrimos alguna hipocresía, identificar por qué fue, qué quisimos evitar, qué estuvo mal de ese acto, cómo podemos revertirlo o evitarlo. Siendo conscientes de lo que podemos mejorar, hay más probabilidades de dejar el fariseísmo. 


Virginia Franco Parkman

Buenos Días!!!

Me encantó!!! Es nuestro día a día.  Siempre es importante este tipo de reflexiones para la vida diaria. Yo en lo personal, trato de dar una bienvenida al día cada mañana con los demás, y conmigo misma por supuesto. Muchas veces el transmitir mensajes de esperanza  a los demás, actitudes positivas, es enriquecedor para ellos, y sobre todo para uno mismo “Aunque usted no lo crea”. A mí no se me da eso de ser hipócrita con los demás, trato de dar lo mejor de mí misma aunque no todos lo valoren; pero decir o hacer cosas que no siento por quedar bien, no se me da, prefiero estar calladita y bien portada (sin hacer daño).

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