viernes, 11 de marzo de 2016

Club de Lectura: Leyendas mexicanas

El 8 de marzo nos reunimos para conversar sobre leyendas mexicanas: La llorona; La Virgen de los Remedios y La Adelita. Vinculamos estas historias con la mitología prehispánica, la fe católica y el servicio respectivamente.

En esta ocasión, el área de Servicios Escolares y Atención al Público, fueron los anfitriones. ¡Excelente sesión!









Isa medio oculta pero al habla...





Y así cerramos todos los estamos y los que somos...



Lectura 1.

La Llorona

Leyenda Mexicana, La Llorona...

Los cuatros sacerdotes aguardaban expectantes.
Sus ojillos vivaces iban del cielo estrellado en donde señoreaba la gran luna blanca, al espejo argentino del lago de Texcoco, en donde las bandadas de patos silenciosos bajaban en busca de los gordos ajolotes.
Después confrontaban el movimiento de las constelaciones estelares para determinar la hora, con sus profundos conocimientos de la astronomía.
 De pronto estalló el grito....
¡Ayyy mis hiiijooooooosss!., ¿dónde los llevaré para que escapen de tan funesto destino?...

Lectura 2.

La Virgen de los Remedios

Historia vaga con romántica y bella leyenda de amores entre la nobleza visigoda de Toledo, en los inicios del ya muy lejano siglo VIII, y aventuras de guerreros mercenarios extremeños de la época de Hernán Cortés, a finales del siglo XV, enmarcan a la pequeña imagen de la Virgen de los Remedios y el diminuto "niño" que sobre su pecho alberga.
Andando el tiempo, y ya en la Gran Tenochtitlán, luego de que Cortés mandó retirar del Templo Mayor a los dioses aztecas, Rodríguez de Villafuerte colocó en él lugar de Huitzilopochtli a la virgen española, sitio del que la rescató antes de huir con sus compañeros en la memorable noche (la Noche Triste) del 30 de junio de 1520, ocasión en la que -según los cronistas- Rodríguez de Villafuerte prefirió cargar con su Virgen que con el oro que codiciosamente, a pesar de su gravísima situación, los otros apañaban, y que, en gran medida, fue lo que, por el sobrepeso, les costó la vida.
Horas después del desastre, cuando Cortés llegó y derramó lágrimas en el sabino de San Juan, a un lado del Cerro de los Remedios, en Naucalpan, Rodríguez de Villafuerte ocultó su virgen en la oquedad de un maguey que le pareció a propósito en la cima de aquel cerro, llamado entonces de Otomcopolco ("lugar de otomíes").
La imagen no fue localizada sino 20 años después por el cacique otomí Ce Cuauhtli, bautizado luego como Juan del Águila Tovar, quien la llevó a su casa; pero como la imagen volviera -según la leyenda- una y otra vez al sitio en que el cacique la encontró, fue ahí donde los religiosos de Tacuba decidieron erigirle una iglesia, en la inteligencia de que la actual no tiene ya nada de aquélla...

"La Adelita". Leyenda revolucionaria.

La famosa Adelita de la canción existió en la vida real antes de convertirse en personaje de leyenda como soldadera revolucionaria; es decir, que formó parte de las mujeres que participaron en la Revolución Mexicana de 1910, que marchaban junto con los soldados como cocineras, enfermeras, ayudantes, enterradoras, y amantes. Su nombre completo fue Adela Pérez Velarde. Nació en Ciudad Juárez el 8 de septiembre de 1900. Fue nieta de Rafael Velarde, quien fuera amigo de don Benito Juárez y en cuya casa el Benemérito se alojó, en su camino hacia el norte de la República Mexicana, en los días aciagos de su lucha contra los invasores franceses. 
Adela se dedicó a la enfermería, la cual estudió pese a la oposición de su padre, un rico comerciante de Ciudad Juárez. En 1914, dio la casualidad que atendiese a un soldado herido llamado Antonio del Río Armenta quien, profundamente enamorado, le escribió un corrido súper conocido por todos los mexicanos y algunos extranjeros...

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