lunes, 25 de enero de 2016

Herencia espiritual

La herencia


Tomado de Catholic.net (de Ma. Esther De Ariño).
Es frecuente que nos pongamos a pensar, si algo tenemos, en cómo serán repartidos esos bienes cuando dejemos este mundo. Bien sabemos que nada nos vamos a llevar, aunque haya personas que lo deben de poner en duda por el empeño y la obsesión en acumular fortunas, objetos, joyas, propiedades, etcétera, pero... aunque no sea mayor cosa lo que poseemos siempre hay una inquietud sobre el destino de lo que hoy y ahora es nuestro. Naturalmente que, como cosa normal, será el cónyuge o los hijos los que recibirán ese beneficio. Y pensando en estas cosas es que hacemos testamento.

Pero he aquí que pensando en esto, se me viene a la mente si habremos pensado también un poco, en qué herencia y testamento espiritual les vamos a dejar a nuestros hijos, nietos, esposo o esposa y demás familiares y amigos que nos rodean.

¿Qué recuerdo les quedará? ¿Qué imagen les dejaremos, de manera indeleble de nuestra persona, de nuestro proceder ante la vida, de nuestra actuación ante los acontecimientos que nos tocó vivir en nuestro corto o largo camino junto a ellos?

Me decía un persona muy querida, agobiada por el vacío y la ausencia que representaba haber perdido al compañero de su vida, en su reciente viudez: "Me estoy muriendo por dentro pero he de darle a mis hijos y nietos el testimonio de mi fortaleza, el ejemplo de que sé acatar la voluntad de Dios, con una sonrisa y con mucho ánimo".


¿No es esto hacer testamento y dejar una herencia más rica que todos los millones del mundo? El amor a Dios, la honestidad, la rectitud, la conservación de las tradiciones, el ser responsable, transparente en la verdad, la educación, la fidelidad para los seres y las creencias, la fe, el saber perdonar y pedir perdón, la fortaleza en los momentos de prueba, en una palabra: el amor. Y cuando la vida es difícil y cuando hay carencias, cuando hay penas, cuando hay enfermedad... ¿no es una gran herencia poner algo de nuestra vida al servicio de quién lo necesita?


Qué huella tan diferente podemos dejar, al irnos, si hemos sido generosos, no sólo en lo material sino en darnos, un desgastarse poco a poco para que los demás tengan mejor calidad de vida, y que no nos llegue la hora...sin habernos estrenado. Como bien dice J.L. Martín Descalzo: - "Hay personas que se cuidan, se ahorran, se "conservan", van a llegar a la otra vida como un abrigo guardado en el ropero".

Y con esto de la herencia y el testamento pensamos que al correr del tiempo, mucho tiempo después de que nos hayamos ido, sólo importará y tendrá valor la herencia de la semilla del bien que dejamos en alguien y que estará germinando, quizá sin que él o nosotros lo sepamos, pero que será la verdadera herencia y legado que dará constancia de HABER PASADO POR ESTE MUNDO.


¿Cuál será tu herencia espiritual? ¿Cómo te gustaría que te recordaran?

Reflexiones:

Mercedes Karam: 

No hay nada más hermoso , que poder haber concluido nuestra vida, habiendo cumplido la Misión que nos tocó vivir; y que el recuerdo que les dejemos con los que convivimos, sea según nuestro actos, la paciencia, la caridad, la fortaleza el amor, la entrega, y porque no el orden en nuestras vidas.
Analizando, tantas veces en lo material, siempre he caído en la conclusión, de que nada es tuyo, ni de nadie, por más papel que diga que lo es, porque después de todo, pasa de mano en mano en diferentes tiempos.

¿Cómo te recordarán? Si fuiste bueno, generoso amoroso, o viceversa, así será.

Recordemos ¡De polvo eres y en polvo te convertirás!!!! A cuidar nuestro comportamiento en ésta vida, para ganar la verdadera.


Uziel González Peregrino:

Desde mi punto de vista, nuestra herencia espiritual no debe funcionar al igual que los bienes materiales, donde se plasma en un documento los bienes acumulados y las personas a las que se lo dejaremos.  Más bien debe de ser un hábito diario, un ejercicio de apertura donde nuestros actos deben de estar orientados al bien, donde nuestros actos provoquen un cambio positivo, donde nuestros actos se enfoquen a provocar el amor y felicidad de las personas, procurando siempre los principios éticos , morales y cívicos que nos rigen.

Solo de esta manera lograremos dejar una semilla, una huella, una marca positiva de nuestro andar espiritual en este mundo y  a diferencia de una herencia de bienes, esta herencia la podemos ir dejando día a día, en cada vivencia, en cada momento de nuestras vidas.

A mí me gustaría simplemente que me recordaran…

Omar Salcedo Ríos: 

En mi opinión, a diferencia de una herencia de bienes materiales, que por usos y costumbres son transmitidos principalmente a los miembros de nuestra familia o allegados de la misma para de alguna forma dar protección económica a su futuro; una herencia espiritual nos brinda la oportunidad de trascender en la historia de una forma más profunda y relevante ya que nuestras acciones pueden definir a otros individuos haciéndolo tanto positiva como negativamente. Si pudiésemos tender a actuar basados en verdaderos actos de conciencia como lo explica la reflexión de la semana pasada o “portarnos bien” desde la concepción de la frase que implica “no defraudar a la persona en lo que se espera de ella”; influiríamos en otras personas de forma positiva brindando con esto protección para su espíritu.
Este actuar puede comenzar desde el núcleo familiar pero debe extenderse hacia nuestros prójimos ya que como lo indica la religión católica son nuestros hermanos por lo tanto son también miembros de nuestra familia y herederos;

Que mejor forma que ser recordado que como una persona que se “Portó Bien”

Angélica Salazar:

¿Cuál será tu herencia espiritual? 

Mi herencia espiritual. Desde muy pequeña mis padres, me inculcaron hacer el bien y no el mal. Ayudar a quién más lo necesite, creo que esto es maravilloso pues como persona me siento feliz el poder compartir y apoyar a las personas que más lo requiere. Es sin duda una oportunidad que Dios me brinda para crecer como ser humano y espiritualmente. Muchas veces pasamos situaciones difíciles y llegamos a preguntar, ¿para que nacimos? pero debemos entender que los que estamos en Cristo somos seres que estamos dedicados hacer el bien y hacer las cosas con amor.    

¿Cómo te gustaría que te recordaran?

Me gustaría que me recordaran con una sonrisa y que cuando lo hicieran dijeran. Fue un ser que nunca se rindió porque el que se rinde, jamás logra sus metas. 

Miguel Ángel Sánchez:

Cuando alguien parte normalmente lo recordamos por anécdotas divertidas, decimos “ era un buen hombre…….. un gran ejemplo de bondad” pero realmente acorde a esta reflexión lo que debemos buscar  debemos buscar  es dar ejemplo concreto de nuestro actuar en actos cotidianos. 
Como personas igualmente dejaremos recuerdos de nuestras fallas o debilidades.
Si ya tengo conciencia  de esto, ¿ Puedo combatir esas malas imágenes o errores cometidos?.
Yo creo que especialmente  en la recta final de nuestra vida, pero durante toda ella debemos detenernos a reflexionar y tratar de enmendar nuestra actuación y buscar revertir ese recuerdo.

Tal vez nuestra mejor herencia será  que puedan decir: Era un pecador, cometió muchos errores pero tuvo la virtud de reconocerlos, combatirlos y lograr revertir algunos de ellos.

Rocío Argueta: 

Con relación al tema de ésta semana: me gustaría que me recordaran simplemente con una amplia y franca sonrisa; la única y más valiosa herencia que podría dejar es el amor que siempre he demostrado a la vida, el dar sin esperar a cambio, el ser agradecido, el hambre de ser mejor persona y profesional todos los días, no ofender, no lastimar, respetar… vivir dignamente, evitando espacios donde pudieran caber los arrepentimientos.

Emilio Dávalos: 

Realmente no se. Por un lado no me llega a la mente la herencia espiritual que dejaria alrededor mio, pero no puedo decir que no existe tal, esto porque veo la herencia que las personas que están a mi alrededor me están dejando, tanto mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo, como todas aquellas acciones que considero negativas que me sirven de ejemplo para seguir un camino diferente. Siento que es un poco como varios fenomenos que se dan en el universo, que los cientificos no pueden demostrar que existen pero saben que existen por lo que existe a su alrededor. Podria decir, que parte de mi herencia espiritual es la suma de lo que me han legado todos los que están a mi alrededor y con gusto lo comparto con mis acciones.

Fabiola Torres:

Siempre he creído que a las personas se les recuerda en mayor medida, porque su paso por la vida de los otros, dejó algo favorable o desfavorable: un ejemplo de perseverancia, de hacer el bien, de dar un buen consejo, de ayudar a los demás, por tener sentido del humor, ver la vida de manera positiva, por algún don o talento, etc. O bien, también se les recordará por lo contrario, por lo negativo, por lo que no hicieron o dejaron de hacer. Está en uno mismo decidir los hechos por los que desea ser recordado, y día día, con pequeñas acciones, dar cuenta de que nuestro paso por la vida fue de valor.

Tere Herrera:


Me gustaría que me  recordaran y dejar una herencia  como  Santa Teresa

“En cuanto a mí, no conozco otro medio para llegar a la perfección que el amor...¡Amar! ¡Qué bien hecho está para eso nuestro corazón!... (Carta 87)
Vivir de amor es darse sin medida,
sin reclamar salario aquí en la tierra.
¡Ah, yo me doy sin cuento, bien segura
de que en amor el cálculo no entra! (Poesía 17)

Amar es darlo todo, darse, incluso, a sí mismo”. (Poesía 54)

Rosa Ma. Arias:

Tal vez no deje una cuantiosa herencia, ni propiedades que repartir pero si te digo que cuando muera, mi familia, amigos y conocidos me recordaran como una persona que siempre vivió de acuerdo a los principios morales, educada, íntegra, recta, responsable y honorable, que trató de ayudar en lo que pudo a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios y respetando las normas establecidas.

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