miércoles, 22 de junio de 2016

Reflexión de la Semana: Ser Católico.

¿Estás pensando en tomarte en serio tu catolicismo, si lo tenías un poco descuidado? No sé si es buena idea. Yo que tú lo pienso. Pasa que el catolicismo no es un “club del buen pasar”.  Ser católico es estar un poco loco. Un poco loco de amor por Cristo, otro poco loco de amor por María, y, en consecuencia, un poco loco de amor por los demás.

Decidirte a tomar en serio tu catolicismo quizá te convierta en alguien “feliz” y ver a alguien así a veces desentona con este mundo entristecido en el que vivimos.

Los siguientes argumentos, con un poco de humor, invitan a la reflexión sobre el camino que implica nuestra fe “Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Cor, 1, 25).

1.  ¡Cuidado!!! Sí eres católico puedes encontrar sentido a tu vida…
Los católicos creemos que Dios nos crea con un propósito, y que, si logramos descubrir ese propósito, podemos aspirar a la Santidad. ¿Y qué es la Santidad? Complicarse la vida innecesariamente. Hacer lo fácil, difícil. No tomar ningún atajo. Proponerse algo y lograrlo, con la ayuda de Dios. Tomar el camino angosto, para entrar por la puerta estrecha. ¿Y cómo puede ser que haciendo todo más difícil tengamos tiempo todavía para ser felices? Bueno. Ahí está el secreto. La Santidad es el plan de Dios para nuestras vidas. Y si seguimos el plan de Dios, que nos creó, ¿de qué forma podemos ser infelices? ¡Hasta el martirio nos parece ganancia, porque no ponemos nuestra felicidad en esta vida, sino en el premio increíble que Dios nos tiene preparado… “Ni ojo vio, ni oído oyó…” (1 Cor 2, 9).

2    2.   Tal vez renovar el auto ya no esté entre tus prioridades.
 Tal vez, ese encontrar sentido a tu vida haga que cambien las prioridades. Y lo que ayer te parecía primordial, como el de tener un auto último modelo, hoy pase a ser totalmente secundario. Pon atención: el cristianismo hace que tus prioridades se pongan “patas para arriba”. Y terminamos pareciendo Locos. Locos de amor por el prójimo, y menos locos de amor por el auto último modelo.
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      3. Tal vez comiences a pensar en contra del aborto, el divorcio, la eutanasia, etc...
Los católicos estamos siempre “fuera de la moda”. Nos oponemos al aborto, al divorcio, a la eutanasia… ¡Porque no nos gustan las salidas fáciles! Y creemos que todo tiene sentido en esta vida, ¡hasta el sufrimiento! Creemos que todo el mundo tiene el derecho a que se le diga la verdad y además nos creemos que tenemos que convencer a todos de nuestros puntos de vista.

4    4. ¿Y si descubres que tienes vocación para la vida consagrada?
Algunos de entre nosotros dicen que Dios les mostró que tienen que dedicarle toda la vida. ¿Toda la vida? ¡Toda! ¿Sin condiciones? ¡Incondicionalmente! ¿Y cuál es el truco? Ninguno. Por amor a Dios y al prójimo solamente, estos “loquitos lindos” se lanzan a las aventuras más inverosímiles, como ir a predicarles el evangelio a los pobres en Tanzania, o en medio de la guerra en Siria o Irak, o en medio de la pobreza más increíble en Filipinas. Y de acuerdo a los parámetros del mundo, deberían ser las personas más tristes y miserables del mundo… ¡Y sin embargo son tremendamente felices!

5    5.  ¡Advertencia! ¡Si eres católico, siempre estás de fiesta!
En enero, terminamos la octava de Navidad (nuestras fiestas son tan grandes que no entran en un día) y festejamos a María, Madre de la Iglesia. A los pocos días, el Santo Nombre de Jesús, un par de días más y ¡Epifanía! Todavía no terminamos la primera semana del año y seguimos festejando desde la Navidad. Los católicos creemos que la vida es una Fiesta, y hay que celebrarla. Y la jarana sigue todo el año: febrero con la Presentación del Señor, Nuestra Señora de Lourdes y la Cátedra de San Pedro; marzo con San José y la Anunciación del Señor, (cuando no cae la pascua en marzo cae en abril) y así durante todo el año.

6   6.  ¡Tal vez estés de acuerdo con el Papa!
Leemos los documentos que el Papa envía, y los estudiamos, y escribimos libros y damos conferencias sobre ellos. ¿Por qué? ¿Qué hace que más de 1000 millones de personas sigan cada palabra de ese señor? Pues… Es fácil: las cosas que dice tienen mucho sentido. Y cada vez que lo seguimos, estamos convencidos de que lo que dice es la verdad. Las grandes verdades que han incomodado al mundo han salido en los últimos 20 siglos de la boca o la pluma de un Papa y generalmente ha dado en el punto de los males que afligen al mundo.

7     7. Tal vez te vuelvas consciente de qué gran pecador eres.
Pero, como dice el refrán, ¡A grandes Males, grandes remedios!: Tenemos la confesión sacramental, a la que podemos recurrir todas las veces que necesitemos.
¿Pecaste? ¡Confiésate! ¿Volviste a pecar? ¡Vuelve a confesarte! ¿Qué? ¿Decirle a otro pecador tus pecados? ¿Qué locura es esa? ¡La locura de la Misericordia de Dios, que nos dejó un sacramento para realmente perdonarnos todos los pecados! ¡No importa la gravedad de tus pecados, el confesor tiene los oídos curtidos! ¡Y además él es también un pecador, así que te va a tratar con misericordia exquisita! Y al salir del confesionario… ¡Qué alivio del alma! ¡Se siente como si hubiéramos llevado el alma cargada con el mundo entero y luego de la confesión ¡El alivio es COMPLETO! ¡No existe otro modo de convencernos de lo grandes pecadores que somos si no es a través de experimentar la Misericordia gratuita de Dios Nuestro Señor!

8    8. Lo más importante de todo: Podrías finalmente ser feliz
Y para ser feliz hay que ser un poco inconsciente. Así somos los católicos. Inconscientes de los peligros, porque ponemos toda nuestra confianza en Dios.
¿Podemos ser felices en medio de las calamidades de este mundo? Podemos, porque sabemos que este mundo es un lugar de paso, y todas las calamidades que podamos pasar aquí son nada comparadas con la increíble cantidad de beneficios que el buen Dios nos regalará si las sufrimos con paciencia. Pero, además, como no nos desanimamos fácilmente, ¡sabemos que Dios nos llama a combatir esas calamidades! ¡Y que tenemos el deber de cambiar el mundo! Y como no confiamos en nuestras fuerzas y confiamos en Dios, sabemos que ¡Podemos cambiarlo! Y eso nos hace muy felices.


*Adaptado de CatholicLink. http://catholic-link.com/2016/05/21/razones-dudar-ser-catolico






REFLEXIONES

Fabiola Torres Adame.

El texto me parece un magnífico resumen de las bondades que gozamos si comprendemos y practicamos la religión de manera adecuada. Rescato el último punto “Lo más importante de todo: Podrías finalmente ser feliz”, pues precisamente se vincula con la plática de experto que tuvimos esta semana con el P. Walsh, respecto a la confianza en Dios, en tener la certeza de que penas y alegrías que nos salen al paso, debemos afrontarlas con una actitud dispuesta de tomar lo bueno y salir adelante, y confiar en que tienen un sentido y Dios nos acompaña.

“Pero, además, como no nos desanimamos fácilmente, ¡sabemos que Dios nos llama a combatir esas calamidades! ¡Y que tenemos el deber de cambiar el mundo! Y como no confiamos en nuestras fuerzas y confiamos en Dios, sabemos que ¡podemos cambiarlo! Y eso nos hace muy felices”.

Rosa María Arias Noriega

La vida no es fácil, es bastante complicada, pero al estar cerca de Dios las cosas son más sencillas y es más fácil brincar cada uno de los obstáculos que se nos presenta.

Nací en un hogar católico, fui a un colegio católico, sin embargo, al paso de los años tuve la oportunidad de elegir; y por convicción propia decidí ser católica. Acepte ser católica no por una tradición familiar, ni por un sistema educativo, y mucho menos para formar parte de una estadística, sino para ser feliz, como se indica en el artículo, con la responsabilidad que esto implica.  


Mi objetivo al final de mi vida es llegar al cielo para encontrarme con Dios. Siendo católica, cumpliendo los mandamientos y acercándome a recibir los sacramentos pretendo llegar al cielo a reencontrarme con Dios. No es una tarea fácil, tiene su grado de dificultad.

Emilio Dávalos Miaja
Se me hace increíble cómo se van complementando cada punto, del primero que es el seguir nuestro camino y nos va a llenar de gozo, al buscar la felicidad de los demás por medio del amor en el segundo punto y regresamos a la parte de la propia felicidad en el último punto


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