miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mensaje para Reflexionar "ADVIENTO"



ADVIENTO. 

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.


El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

-  Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

-  Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

-  Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás.

En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.


  


La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violeta, una es rosa. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad.

La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo.

Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena.
Si no hay velas de esos colores aún se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo.

Origen: La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre- cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas.

Nueva realidad: Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.».

La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad. Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte."

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

Las ramas de verde perenne recuerdan Jesús es la luz eterna. En los países fríos se escogen ramas de los árboles que no pierden sus hojas en el invierno, para simbolizar que Dios no cambia.

El círculo nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin, es eterno.

 ¿Cómo vivir el Adviento?

El adviento es un tiempo de reflexión, de preparación, de esperanza. Prepárate para la navidad revisando cómo ha sido tu vida y planeando qué puedes hacer para mejorar.

Algunas recomendaciones:

ü  Pregúntate no sólo que pasa a tu alrededor, sino qué tendría que pasar y qué tendrías que hacer aquí y ahora para cumplir con la voluntad de Dios.

ü  Descubre la huella de Dios en tu corazón y en tu historia, reconoce todo lo que te ha brindado y agradécelo sinceramente.

ü  No te desanimes, haz tu mejor esfuerzo en todo lo que hagas y contribuye con tu granito de arena en las labores que te tocan.

ü  Dile un a los actos de caridad y generoso, el adviento es la mejor época para contribuir con los demás.

ü  Recuerda que el adviento es un tiempo de reconciliación, y la reconciliación te brinda paz.

ü  Intensifica tus esfuerzos por mostrar amor a tu familia.


Referencias:





Reflexiones.


Rosa María Arias Noriega
El Adviento comprende los cuatro domingos anteriores a la Navidad. Es una época de alegre esperanza, de espera, de preparación para la venida del Hijo de Dios.
En ocasiones, algunos católicos equivocan el significado de esta palabra. A muchos solo les importa: las fiestas, las vacaciones, los regalos, etc.  y no el verdadero significado de esta época que es abrir las puertas de nuestro corazón para recibir al Redentor con la familia.

Durante estos días debemos prepararnos para el nacimiento de Jesús teniendo una actitud de fe, que nos sensibilice para descubrir que Él está presente entre nosotros, siendo un tiempo de conversión, aprovechando este tiempo para apoyar a los menos  afortunados y sobretodo que en uno se genere un cambio positivo que tenga continuidad a lo largo del próximo año.


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